viernes, 22 de marzo de 2013

Luchar para vivir. Vivir para luchar.



La autocrítica existe. Esta puede ser positiva o negativa. Así de simple y elemental.
La positiva estimula en nosotros el espíritu de superación, de ser mejor persona, de hacer un aporte importante en nuestra profesión, etc.
La negativa, destruye.
Cuando ejercemos sobre nosotros la autocrítica despiadada aparece como bueno castigarse constantemente, reprimirse, condenarse, como si esto, en alguna medida pagara nuestras culpas y nos llevara a la salvación. ¿Por qué castigarse a uno mismo nos hace sentir correctos y buenos?
Cuando nos sentimos amenazados por otros, tenemos la opción de huir, pero, ¿Qué pasa cuando la amenaza viene desde nosotros? No existe la posibilidad de escapar y  el castigo y la culpa te acompañan tal como tu sombra, vayas donde vayas y hagas lo que hagas. ¿Y si además nos sentimos orgullosos de ello? Flaco favor…
En general, como sociedad, acostumbramos a confundir la “parte con el todo”. No es lo mismo reconocer que se cometió  un error que autocalificarse como estúpido. Hay una enorme distancia entre decir: ayer me equivoqué, te mentí, y declarar soy una desgraciada mentirosa que no merece tu amistad.
Todos estos años he sentido que soy una anorexia caminante con dos piernas y dos brazos famélicos. Con el tiempo he podido ir procesando y tratando de entender que soy Andrea Núñez Berger que tiene una enfermedad, que en este caso es la anorexia.
Toda la ansiedad que vivimos hoy en día nos bloquea el fluido de nuestras emociones y de nuestras acciones. Hemos decretado que para ser felices, debemos sentirnos mal. Nos mereceremos cosas buenas en tanto nos reconozcamos culpables de algo, de todo…
Con mucha dificultad he podido entender que soy más que una enfermedad, cualquiera sea esta. Uno es la esencia de uno mismo, los añadidos vienen de las circunstancias que a cada cual le ha tocado vivir. Hay que mirar el océano, no el agua. No es lo mismo ver el bosque que mirar un árbol.
Es más importante confiar en nuestra consciencia antes que en nuestro carácter. Es más, al ser más consciente, el carácter automáticamente se transforma, de manera natural y espontánea, y todo lo natural es bello. La iluminación no significa huir del dolor, sino comprenderlo. Al comprenderlo te liberas de el, y queda la luz y la inspiración. Mientras más acepto, tomo y aprendo de ese sufrimiento, mayor se sentirá la recompensa de la alegría. Entrar en nuestro ser, liberarnos de complejos, del que dirán. Es un camino arduo, lleno de piedrecillas, pero vale cada paso. Eso es lo real, la satisfacción que no se va. Llega para quedarse. Ahí, es donde el amor se convierte en tu vida entera.


3 comentarios:

  1. Andreitaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa ke beio lo ke escribes.... kiero verteeeeeeeeeeeeeeeee.... escríbeme..... coté

    ResponderEliminar
  2. ANdrea, tu vida ha sido un ejemplo de lucha...siempre confiando en ti amiga, esperando verte pronto...
    paz y bendiciones

    ResponderEliminar
  3. siempre dando ejemplo de vida,y superación :)

    ResponderEliminar